«Parece que no soy capaz de ser, si es que pretendo ser algo. No soy nada: un escritor que no escribe nada, salvo un diario. Un amante que no es capaz de amar. Un padre que no ejerce. Un marido lejano».
Los diarios íntimos de Héctor Abad Faciolince pueden leerse como una novela de formación. Aquí se incluyen los que van desde finales de 1985 (cuando era un estudiante de 27 años) hasta la publicación de su libro más aclamado, El olvido que seremos, en 2006.
En ellos se relatan las angustias de alguien que, aunque quería ser escritor, escribía muy poca ficción y mucho sobre sus obsesiones, sus amores y sus dificultades en la vida cotidiana. Abad quería dejar por escrito, al menos, que era incapaz de escribir.
Un testimonio descarnado sobre cómo nace una vocación y cómo se aprende a enfrentar la dura y emocionante aventura de vivir.
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