En la lucha por la verdad haya una demanda de justicia, pero una buena porción de la verdad de los crímenes cometidos ya es conocida; falta identificar a los verdaderos responsables. La responsabilidad de los autores sólo puede establecerse en el proceso penal, iniciativa que corresponde a las víctimas. Como la transición política no ocurrió en Guatemala como na victoria de las fuerzas democráticas, no hubo justicia transicional. Se transó el cambio y la justicia se pospuso. La jurisdicción penal solo puede ser activada desde la sociedad y en las actuales condiciones políticas, se requiere no solo la conciencia dolorosa de ser víctima sino los recursos humanos poderosos para hacerlo.
El problema es político y no sólo jurídico. En todo caso, se trata de una historia que aún no ha terminado. Los delitos de lesa humanidad, por mandato internacional, no precluyen y en el inmenso número de casos publicitados, han demorado ya más de dos décadas para que ellos sean coronados por alguna forma de condena penal. Y moral. Las estrategias del mal ya tuvieron su momento, hay que seguir luchando, en algún momento se lograran la verdad, la justicia y el castigo.
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