Id a donde veréis vuestras montañas y vuestros valles; allá al otro lado del mar están vuestras montañas y vuestros valles ¡oh hijos míos! Allá se os alegrarán los rostros. Estos son los regalos que os daré, vuestras riquezas y vuestro señorío.’… ‘Cuando llegamos a las puertas de Tulán fuimos a recibir un palo rojo que era nuestro báculo, y por esto nos dió el nombre de Cakchiqueles ¡oh hijos nuestros!’ … «Allí está nuestra esperanza, allá en las primeras tierras debemos reunirnos…»
Memorial de Sololá: Anales de los Cakchiqueles, págs. 52-53 y 58-59
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